AYVEE
Ella, Andrea, el ombligo al aire y la sangre al viento tras el proyecto, es la ternura aprendiendo a perrear. Es el feminismo de piernas ágiles, de las que dan patadas y de las que memorizan coreografías, de las que reivindican depilarse como un “si me apetece” y no como una regla de higiene que solo hace limpia a la mitad de la población. Ella es la cabra que tira al monte y no mira quién la sigue, la que habla el lenguaje de esos campos, la que dignifica también el asfalto y su cultura urbana. La que reconoce sus propias aceras y lenguaje, la que conoció sus raíces y se fue con ellas a una discoteca. Es mujer rodeada de mujeres, una compañera magnética que es un imán para la alegría. Es sencillez y chándal, es trabajo y desnudez, es fuerza sin amenaza, es defensa de quienes somos. Ella es bailarina, euskera, compositora, libertad, cantante, sensualidad, coreógrafa, ganas. Ganas de venir a dinamitar los límites que un día nos creímos.